Mate y la historia
La gente fue siempre muy hospitalaria. Era típico que ofrecieran compartir un mate como un rito de amistad. Primero ponían la yerba en una taza o recipiente, agregaban azúcar, y luego agua caliente. Los que habían vivido en la Argentina, preferían el mate amargo. La bebida se tomaba a través de una bombilla de plata. Después de consumir el líquido, la taza se entregaba al servidor, quien la llenaba de nuevo y la entregaba a la próxima persona del grupo. A menudo el mate se acompañaba con pan fresco. El rito duraba una hora o hasta que el mate quedaba sin sabor. Si el grupo estaba de acuerdo, el servidor vaciaba la taza y ponía yerba fresca y el rito comenzaba de nuevo. Se contaban muchas historias.
El vínculo argentino
A Don Segundo, por ejemplo, le gustaba narrar sus aventuras arriando animales por la pampa argentina. Otras personas hablaban de fiestas, de tragedias, o de forasteros. La conversación podía durar horas o hasta la próxima comida. Durante el invierno largo y lluvioso, el rito del mate entretenía con muchas conversaciones alegres.